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Nosotros nos acercamos desde Camarena de la Sierra, pero aunque la pista esta bastante bien se hace un poco larga pero eso si es aparcar y meternos en el agua.
La primera cascada es.......... mágica, un rapel volado de 25 metros con el agua golpeandote el casco, hasta que bajas un poco más y quedás detrás del agua rodeado de unas caprichosas formaciones de arenisca, te dan ganas de no bajar nunca.
Se puede evitar bajando por la escalera de madera o bajar para hacer unas espectaculares fotografías.
En la segunda cascada comienza la caliza. Se trata siempre de un barranco abierto y de caudal constante.
El rapel de 40 metros cuenta con un fraccionamiento intermedio.
No es un barranco que disponga de grandes ni muchos saltos, pero se hace lo que se puede.
Despues de unos rapeles encadenados hay algunos tramos intermedios en los que tenemos que buscar el camino fuera del agua porque la progresión es más cómoda, evitamos torcernos un tobillo y minimizamos la alteración del ecosistema del río.
Satisfechos de una bonita experiencia. Desde luego un barranco sorprendente.